La ONU proclamó a finales del año 2000 el 31 de agosto como Día Internacional de la Solidaridad, coincidiendo con el aniversario del inicio del movimiento Solidarnosc, fundado por Lech Walesa, premio Nobel de la Paz el año 1983. El motivo era promover y fortalecer los ideales de solidaridad como valores fundamentales en y entre las naciones, los pueblos y las personas.
Hay muchas ONG que trabajan para conseguir este objetivo. Es cierto que desarrollo y solidaridad son dos puntos clave para alcanzar la paz que tanta falta hace en muchos lugares del mundo y que a menudo es la causa principal de la situación de pobreza de tantos países. Es incomprensible que aún en pleno siglo XXI no se haya podido acabar con el hambre. Todos tenemos que tener una actitud solidaria, esto supone: respetar a todas las personas -todos tenemos unos derechos fundamentales e inalienables-, romper las barreras que nos alejan de los demás y sobre todo buscar siempre en nuestras relaciones lo que une en lugar de lo que nos separa.
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